DE LA TIERRA A LA ARQUITECTURA
Palabras clave:
Trópico, Iberoamérica, muro, tierra, color, clima, paisaje, tradición, sostenibilidadResumen
Todos los edificios conforman espacios exteriores con sus fachadas y cubiertas, y contienen recintos interiores limitados por suelos, cerramientos y cielos. En Iberoamérica, hasta ya iniciado el Siglo XX, su arquitectura, de antigua raíz islámica, traída por españoles y portugueses de Al Andaluz, viene de la tierra, y se debería regresar a ella, de diversas maneras, pues es el mejor y más abundante y económico material de construcción.
La arquitectura precolombina fue de ramas, piedra y tierra, las que junto con la madera y la cal caracterizan la colonial. El embutido indígena dio paso al bahareque, mas económico, y la tapia pisada mediterránea, después reemplazada por adobes pegados y revocados con barro, y solo hasta el Siglo XVIII se generalizó el uso del ladrillo para bases de piederechos, arcadas, muros, atarjeas y suelos, antes de tierra apisonada, mientras la palma o la paja se reemplazó por tejas árabes de barro cocido sobre estructuras de madera.
Esta arquitectura, cuyas formas surgen de un sistema constructivo determinado por un material predominante -la tierra- caracteriza los cascos viejos y primeros ensanches de las ciudades tradicionales de Iberoamérica. Pero el moderno-historicismo europeizante de inicios del Siglo XX cambió la tierra por el cemento y se olvidaron los bellos colores naturales y el blanco de la cal que identificaban casas, calles y ciudades, lo que debería considerarse al intervenir en ellas si se quiere
mejorar su presente caos. Además hay mucho que reinterpretar de esas tradiciones que sí son sostenibles, pues indirectamente hoy los edificios son responsables de buena parte de los gases de efecto invernadero causante del calentamiento global, presentando unos pertinentes ejemplos de sostenibilidad en lugar de seguir copiando acríticamente la de los países con estaciones.
Por ejemplo, utilizando los bloques de tierra estabilizada, creados a mediados del Siglo XX, o usar la tierra de las excavaciones para los cimientos, en lugar de botarla, para rellenar los bloques de cemento de muros portantes, en especial los perimetrales, aumentando su inercia térmica y acústica, y su solidez, que igual vale para los interiores. Son los más indicados en zonas de alto riesgo sísmico, y en las tierras bajas del trópico iberoamericano, caliente o templado a lo largo del
año, donde actualmente vive la mayoría de su población, y ahora no sólo se pueden rellenar con tierra muros de bloques, logrando mas capacidad de carga, aislamiento y rigidez, sino usarla como terminado. Su costo es mínimo, comparado con las pinturas químicas, y su envejecimiento es mucho mejor y más resistente en los climas tropicales. En conclusión, más tierra para más responsabilidad con La Tierra.