El plomo en la construcción. Su uso a nivel mundial en edificios de todas las escalas y sus efectos en la salud humana

Resumo

Estudios de civilizaciones de Egipto, Grecia, China y Roma confirman que el uso del plomo se remonta aproximadamente a 8.000 años. En el campo de la construcción, por su ductilidad, densidad, no ser conductor eléctrico ni ser atacado por la corrosión, desde el siglo XIX constituyó uno de los materiales tradicionales de las instalaciones sanitarias modernas. Así, el plomo materializó cañerías de agua fría y desagües en edificios de diferentes períodos históricos, estilos, tipologías, usos y escalas de todo el mundo.

Si bien el surgimiento de nuevas tecnologías lo fue desplazando y en construcciones existentes se sustituye por otros materiales, todavía se lo encuentra en incontables edificios, generalmente, en uso. Es lo que se conoce como plomo instalado.

A pesar de sus comprobados efectos nocivos y figurar como residuo tóxico en normativas oficiales, en la Argentina no está prohibido, solo restringido en pinturas y no hay, hasta el momento, regulaciones locales para su manejo en condiciones de seguridad en intervenciones, demoliciones o derrumbes.

En relación a la formación profesional, aunque está considerado como material no aprobado, a excepción de las optativas de Higiene y Seguridad, los efectos en la salud por exposición al plomo no suelen dictarse en materias de grado de Arquitectura, así como tampoco se imparte información referida a elementos de plomo ni su ubicación en los edificios en la carrera de Medicina.

Encuadrado en un proyecto de tesis doctoral que describe los aspectos tóxicos de ciertos materiales utilizados en los edificios en la Ciudad de Buenos Aires a partir de una mirada desde la salud, este trabajo se propone avanzar en la articulación entre Arquitectura y Medicina y, en virtud de la escala masiva del uso del plomo, aportar información sobre sus riesgos y efectos en la salud humana, en concordancia con la propuesta de estas jornadas.