La epistemología de la arquitectura. La formación disciplinar en los proyectos de arquitectura
Palavras-chave:
Epistemología, proceso proyectual, planificación, investigación, escalasResumo
La arquitectura, y la producción arquitectónica, en sus diferentes escalas y grados de interacción con el medio en el que se desarrollan -tanto sea el contexto social, cultural, económico, histórico y geográfico-, ha sido objeto de diferentes análisis desde lo epistemológico.
La epistemología de la arquitectura estudia el conocimiento arquitectónico, como explica Horst Rittel (1972), el objetivo es aclarar los procesos, la toma de decisiones, para poder intervenir en el desarrollo del proyecto a tiempo. Como un adjetivo que se asocia a esta profesión se reconoce a los arquitectos como planificadores, involucrados en las decisiones a corto y largo plazo.
De acuerdo a lo anterior, cuando se realiza una investigación dentro de esta disciplina, hay que situarse en la nueva realidad, en un contexto complejo de los diversos tipos de arquitectura.
Para poder generar el conocimiento de arquitectura, desde el método científico, la nueva forma de la actividad que se presenta, no podrá ser tomada como una disciplina que funciona individualmente. Esta es parte de un conjunto de disciplinas, que generan cambios en su entorno, adelantos tecnológicos, organización social y usos arquitectónicos y urbanos, sin importar la escala de esta intervención.
Se puede estudiar arquitectura con un método científico si consideramos la lógica común con las ciencias complejas como una evolución desde la ciencia clásica.
En esta nueva realidad se debe formar al estudiante para dotarlo de las herramientas necesarias, Acuña Vigil, Percy (2012) define que, en la formación del arquitecto, el Área Proyectual debe formarlo en todas las escalas: del edificio, urbana y territorial.
Refiere a que el estudiante tiene que adquirir conocimientos, capacidades y herramientas para las distintas actividades involucradas, las que define como: análisis, programación, diseño y evaluación. Y se deben poder integrar y poner en valor, desde la formación proyectual, todos los conocimientos aportados a la actividad proyectual desde las otras áreas.
Es cuestionable el rol del formador en la carrera del arquitecto, cuando se coloca en un lugar de referente para el educando. Desde una idea inicial, se va formando el anteproyecto en la medida que se agregan insumos, tales como programa, áreas, lugar y entorno, la concepción toma forma y se materializa.
Cuando un docente, sugiere formas, materiales, implantaciones, tecnologías, interviene en el proceso creativo, de tal forma que el educando supone que debe resolver el problema inicial, basado en esas directivas, perdiendo en el transcurso su impronta personal.
Puede resultar un producto sin identidad, de moda y con la imagen de grandes edificios del mundo. Cabe la reflexión, en esta instancia, si se forma al estudiante de arquitectura para resolver los problemas que surgen a distintas escalas, ya que, en la escala doméstica, algunas premisas de la nueva arquitectura no parecen válidas.