El diseño del material educativo a través del tiempo. El caso de los manuales para primer ciclo, durante 1940-2020 en la Argentina

Abstract

El material educativo ha estado presente a lo largo de la última centuria como herramienta de soporte en la tarea educativa. Esto es, como contenedor de los temas que el maestro o maestra presentaba en la clase así como recurso de estudio para el alumno como tarea autónoma post clase. El modo enunciativo que caracterizó a este material gráfico fue variando a través del tiempo de manera muy significativa, asociado a la relación dialéctica entre texto e imagen, el tipo de información, la cantidad de texto, el tipo de imágenes, el uso del espacio y el tono en que se establece la comunicación.

El rol del material gráfico para el lecto-aprendizaje ha sido ampliamente trabajado en las últimas décadas, especialmente al interior del debate de la forma de la letra –si cursiva, romana o de palo seco, si en forma combinada o todo en mayúsculas, si en forma silabeada y en oraciones cortas o en textos más extensos–. Esto se ha ido revisando aunque no se cuente al momento con una decisión que resuelva de manera firme los planteos, y aún las decisiones varían de acuerdo a la zona del mundo en que se establezca el debate.

Los niños realizan una tarea de mucho esfuerzo cognitivo al incorporar conocimiento a través de la lectura que supone el aprendizaje simultáneo de la escritura. Este entrenamiento es exclusivamente visual y gráfico y la manera en que esta información se presenta en la página, requiere de un abordaje cuidado, o al menos, construido con criterio.

Sin embargo se percibe un espacio de vacancia respecto al estudio de la organización espacial de la información como interfaz productora de sentido en el conjunto del contenido educativo.

Se trata de poder evidenciar la importancia de incorporar la currícula en la actuación gráfica que asume esta información. Una vez que las palabras se hacen líneas, el conjunto de texto se hace bloque y todos los elementos de la página actúan como forma, la decodificación no solamente se sustenta en la comprensión del código sino en la manera en que estos mensajes se presentan ante el ojo que los ve y el cerebro que los lee. En esta tarea la forma se torna tan importante como el contenido, y el trabajo del diseñador gráfico editorial como productor en esta acción no está suficientemente revisado e informado.