Deconstrucción de la subjetividad

Resumen

Bueno-malo, lindo-feo, agradable-ruinoso, …, no son meros antónimos, sino percepciones subjetivas que catalogan espacios según los rangos propios de cada persona.

Pero la determinación de que un espacio sea habitable o inhabitable y la definición del tipo de intervención necesaria a ejecutar, sólo puede sustentarse en una evaluación de desempeño metodológica en el cual los niveles de afectación, el tipo de deterioro, el impacto presente y futuro que puede tener una manifestación patológica constituyen referentes centrales sobre los cuales se puede realizar un diagnóstico edilicio. Así, los registros, mediciones y seguimientos de evolución de los síntomas detectados sólo serán posibles de procesar a partir de un análisis comparativo de indicadores que definen, “categorizan”, los niveles de deterioros y los grados de calidad del bien edificado.

Tal como Schmitz (1927) diferencia el "cuerpo sensible" (Leib) del "cuerpo visible" (Körper), para clarificar y clasificar lo subjetivo de lo objetivo, la responsabilidad profesional nos exige identificar, discriminar y valorar lo que se ve, pero también lo que se siente, huele, toca, aunando los conceptos del autor como medios de detección que definen la distinción entre lo que hay y lo que se considera o desconsidera que hay.

Desde el Programa de Mantenimiento Habitacional y la materia Patologías de la Construcción, Mantenimiento y Rehabilitación del Hábitat implementamos procesos de análisis, evaluación y previsión sobre parámetros que permiten definir niveles de deterioro, requisitos de rehabilitación y procesos de mantenimiento necesarios para preservar de modo sustentable, eficiente y sostenible el espacio de desarrollo del hombre.

En suma, las categorías constituyen herramientas que justifican lo diagnosticado, definen niveles de intervención, clasifican el sistema edilicio, diagraman estrategias de mantenimiento, …, rompiendo con la subjetividad de lo visible (o invisible).