Alimentario: generación, transformación y lectura de alimentos
Parole chiave:
Morfología Alimentaria, Diseño, Alimentos, Forma, ComidaAbstract
Esta investigación es guiada por la pregunta general: ¿por qué los alimentos tienen la forma que tienen y cuál es la mejor forma para un producto comestible determinado? Las respuestas son múltiples, complejas y no siempre claras, e involucran una mezcla de factores incluyendo la geografía, tecnología, insumos, costumbres, necesidades, gustos y funciones de cada lugar y momento. La interacción de estos factores son los que se convierten en los dadores de la forma de un determinado alimento. Dentro de la vasta y emergente transdisciplina de Diseño y Alimentos (conocida internacionalmente como Food Design), se propone una nueva área de estudio y práctica para los saberes y sensibilidades inherentes a la morfología proyectual (design morphology). Esta área se puede identificar con el término de morfología alimentaria, aunque food morphology tiene una connotación más abarcativa ya que el término "food" incluye alimentos (más técnico e industrial) y comida (más artesanal y gastronómico). Es notable que algo tan básico y vital en nuestras vidas como lo es el alimento, ha recibido escasa atención en relación a sus aspectos morfológicos, sobre todo en comparación con el advenimiento de la morfología proyectual en tantos otros escenarios (arquitectura, producto, gráfica, comunicaciones, etc.). Este nuevo campo proyectual pone foco en la forma del alimento desde la lectura de su forma natural, a los procesos que lo transforman en un sin fin de productos y subproductos. La forma de la comida y del comer podría mejorarse en varios aspectos en relación a nuestra interacción con ella a nivel doméstico y personal para que sea más lógica y/o ergonómica al comprar, transportar, almacenar y cocinar, y además tiene una fuerte incidencia en nuestra experiencia de comer, tanto a nivel funcional como organoléptica. A nivel industrial, ésta también incide en el grado de eficiencia para su producción, procesamiento, almacenaje y transporte. Asimismo, su forma es vital como portadora de identidad, asociada a nuestras prácticas sociales y culturales. Pareciera entonces, que desde múltiples perspectivas, comprender y mejorar la forma del alimento nos puede acercar a mejoras en productos, prácticas y experiencias alimentarias.